BIENVENIDOS Y BIENVENIDAS

Estimadas/os colegas:

Sean ustedes bienvenidos a este esfuerzo de trabajo educacional conjunto con los equipos de los Establecimientos Educacionales Municipales de la Comuna de Los Andes y el Departamento de Educación de esta I. Municipalidad.

Nuestra tarea es doble: por una parte, actualizar los Proyectos de Desarrollo Educativo Institucional (PDEI) de los 15 establecimientos educacionales de la Comuna y por otra, formular y proponer el Proyecto Educativo Comunal de Los Andes, que contenga un modelo curricular pedagógico.

Estas tareas implican una amplia colaboración entre todos los actores educativos involucrados. Nosotros haremos nuestro mejor esfuerzo para que estas tareas salgan adelante con exito y calidad. en los breves tiempos que tenemos para esto. Por eso solicitamos hacer un trabajo conjunto y participativo, en el cual cada cual cumpla con sus funciones de acuerdo a sus conocimientos y experiencias.

Nosotros, como consultora educacional de una larga y adecuada trayectoria, tenemos experiencia en asesorar establecimientos educacionales. Hemos tenido exito y lo queremos aprovechar con ustedes. Por potra parte, ustedes tienen el conocimiento de la experiencia vivida cotidianamente con sus alumnos/as, padres y apoderados y sus equipos de educadores; conocimiento y experiencia que son insustituibles para cualquier proyecto como el que emprenderemos en un corto plazo.

Hacemos votos para que este trabajo conjunto sea un exito y los invitamos a participar activamente en la construcción de este Blog. Son los deseos sinceros y cordiales de

Gabriel y Margarita de Pujadas





lunes, 7 de marzo de 2011

COMO ELABORAR UN PROYECTO DE DESARROLLO EDUCATIVO INSTITUCIONAL (PDEI)

1. Introducción.

2. Definición sobre las modalidades de trabajo del equipo generador.
3. Visión.
4. Diagnóstico.
5. Misión.
6. Fundamentación Educativa: Curricular y Pedagógica.
7. Objetivos.
8. Valores específicos.
9. Competencias de distinto tipo: de desarrollo personal, de auto aprendizaje, de interacción social, de conocimientos, técnicas.
10. Recursos necesarios y potenciales: (humanos, tecnológicos, financieros, infraestructura, infológicos).
11. Fijación de Metas.
12. Estrategias de logro (los caminos a seguir) y acciones específicas: cuadro de entrada simple.
13. Etapas de realización: cronograma y responsables por etapas y acciones.
14. Evaluaciones: Ex ante, Durante y Ex post.
15. Proceso de retroalimentación.
16. Definición sobre la gestión para el proceso de ejecución de un PDEI.




1. Introducción.

Siempre en la introducción se expresa el objetivo principal del documento, como también sus partes más importantes o la agrupación de las mismas.

La introducción debe ser desarrollada antes de escribir el documento y no es una consecuencia del mismo, sino una aclaración previa de lo que queremos lograr con el desarrollo del documento. La tendencia es, en muchas ocasiones, a desarrollar la Introducción después de haber terminado el documento, lo cual demuestra sólo la falta de claridad inicial sobre lo que se quería lograr específicamente al comenzar el trabajo.

2. Definición sobre las modalidades de trabajo del equipo generador.

Todo trabajo de elaboración implica un esfuerzo individual o comunitario. En la elaboración de un PDEI, por ser un producto colectivo de trabajo en equipo, se supone que se realiza un trabajo comunitario en donde cada cual aporta elementos para esa construcción común, en la cual participan todos los estamentos del establecimiento educativo.

De ahí la importancia de tomar acuerdos sobre el cómo realizarán la tarea de desarrollar el documento de un PDEI. La delimitación de funciones y actividades de parte de los componentes de la comunidad educativa debe ser hecha como una propuesta participativa por parte del Director del establecimiento educacional, entre cuyos elementos debe conformarse un “Equipo Generador” del documento de diseño y en lo posible, de la etapa posterior de ejecución del PDEI.

3. Visión.

La Visión constituye una parte importante de la elaboración de un PDEI, en la medida que ésta constituye la orientación global-contextual del medio en el cual se desarrollará el Proyecto. No es necesariamente una cristalización en el tiempo y el espacio del medio circundante del establecimiento, sino que es una mirada o perspectiva en la cual se ubica éste. Es un “deber ser educativo” que guiará el desarrollo del PDEI y en el cual se incluyen aspectos propios a la cultura, la vida social, económica y la historia en la cual se ubica el centro, como también los valores que se sustentan de manera general, sin llegar a concretarlos en su enunciado en la persona de los alumnos/as.

4. Diagnóstico.

Es la etapa de análisis de las variables que intervienen en la vida del establecimiento educacional y que deben seleccionarse de acuerdo a la visión que se ha establecido para el desarrollo de éste. No es una evaluación, ya que ésta se realiza comparando dos situaciones similares en dos o más momentos distintos. El diagnóstico, por el contrario, es una mirada original a la realidad educacional, de acuerdo a lo que pensamos que ella debe ser (Visión) con sus distintos elementos (actores, estructuras, objetivos, metas, recu8rsos, etc.). El diagnóstico nos permite elaborar etapas más concretas que la Visión misma, ubicándolas en un tiempo y un espacio determinado, elementos que no se contemplan rigurosamente en la elaboración de la Visión.

5. Misión.

La Misión, a diferencia de la Visión, es una mirada del “deber ser educativo” pero ubicado en un tiempo y espacio determinado, en la cual se incluyen los distintos elementos que integran en la realidad un establecimiento educacional, sus propósitos más concretos y una visión de los alumnos/as que queremos formar.

6. Fundamentación Educativa: curricular y pedagógica.

Todo PDEI debe tener una fundamentación educativa de carácter curricular y pedagógico, pues es la misma la que le da el sentido educativo a este Proyecto. Estos dos elementos, de carácter específicamente educativos, son los que le dan al PDEI un fundamento teórico de orientación práctica, pues a través de los mismos se fijan las orientaciones sobre lo que queremos hacer y que caminos queremos recorrer en el proceso educativo (planes, programas actividades, acciones, etc.), como también expresar la forma y estrategias que utilizaremos pedagógicamente para llevar a cabo nuestra acción educativa en el aula y cuál debería ser el comportamiento de los actores educativos en esta instancia (especialmente profesores y alumnos), incluyendo en ellos a todos aquellos que tengan una injerencia directa en las acciones pedagógicas en el marco de un contexto curricular.

7. Objetivos del quehacer educativo.

La fijación de objetivos debe basarse en los elementos explicados anteriormente, pero desde la perspectiva de lo que queremos lograr en términos de aprendizaje y desarrollo de los alumnos. Esto no quiere decir, en ningún caso, que no se deban fijar objetivos de la enseñanza, pues esta es junto con los otros componentes una triada indisoluble del quehacer pedagógico: enseñanza+aprendizaje+desarrollo.
Los objetivos, como su nombre lo indica, deben ser claros, precisos, expresados sin mucha rimbombancia, apuntando al desarrollo integral y al aprendizaje de los alumnos, para lo cual debemos tener un claro diagnóstico de los mismos y desde ahí proyectar nuestro accionar.
Es preciso recordar que los objetivos corresponden a conductas, sentimientos, pensamientos, habilidades, destrezas, manejo corporal, etc. que deben lograr los alumnos, para lograr superar las brechas existentes entre el diagnósticos realizado por nosotros y el deber ser educativo que pretendemos lograr al fijar dichos objetivos. En este sentido los objetivos del quehacer educativo son luces que nos iluminan, pero que a la vez nos exigen decidir sobre las mejores y más adecuadas estrategias para lograr aprendizajes significativos (es decir, pertinentes) y el desarrollo consecuente de nuestros alumnos.

8. Valores específicos.

Una tarea importante en el diseño de todo PDEI, es aclarar y resaltar, explícitamente, cuáles son los valores que queremos trasmitir a los alumnos de acuerdo a los valores que sustentamos como comunidad educativa o como grupo gestionador del establecimiento educacional. Y decimos trasmitir, pues los valores no existen solo como entidades ajenas a nuestra conciencia o a nuestra capacidad de apreciar el mundo, sino existen como entes sociales, con los cuales convivimos cotidianamente.

Lo importante es desentrañar pedagógica y curricularmente cuales serán esos valores que guiarán nuestro quehacer educativo, pues estos constituyen un elemento importante en la configuración de la identidad y desarrollo del ser humano. Por otra parte, son estos valores los que guiarán la existencia futura de nuestros alumnos.

También es importante resaltar que los valores no son entelequias intelectuales que se puedan enseñar, como una materia más del currículo escolar, sino que los mismos se forman de acuerdo a los modelos personales y de vida con los cuales los alumnos se encuentran en su vida familiar y escolar. En este sentido los educadores tenemos un rol muy importante en la formación de los valores que los propios alumnos vayan gestando en su propio ser personal.

De ahí también la importancia de no dejarlos de considerar en toda elaboración de un PDEI.

9. Competencias de distinto tipo: de desarrollo personal, de autoaprendizaje, de interacción social, de conocimientos, técnicas.

Las competencias o capacidades que se deben desarrollar en los alumnos constituyen otro de los elementos fundamentales de todo diseño de un PDEI. Hoy se estila mucho a hablar de competencias (del inglés “competences”) en vez de capacidades, como un algo muy diferente al desarrollo de las potencialidades que todo ser humano va teniendo en el transcurso de su vida y que antiguamente eran parte del quehacer cotidiano de los establecimientos educacionales. La diferencia de nombre no es menor, en la medida que las competencias hoy son vistas como entes aislados en el quehacer pedagógico y se les ha dado una relevancia mayor de la que deberían tener, pues han ido adquiriendo una fisonomía discursiva propia, aislada de los contextos de la filosofía educacional y los planteamientos curriculares y pedagógicos que todo PDEI debe tener. La especialización sobre las competencias es algo que hoy se presenta en la vida discursiva del quehacer pedagógico, como algo totalmente nuevo e innovador.

De acuerdo a esta salvedad es que proponemos para este trabajo cinco tipos de competencias que desarrollaremos a su debido tiempo, en el transcurso del proceso educativo que nos tocará vivir en estos meses: de desarrollo personal, de auto aprendizaje, de interacción social, de conocimientos, técnicas.

10. Recursos necesarios y potenciales: (humanos, tecnológicos, financieros, infraestructura, infológicos).

Sin entrar a un análisis detallado de los recursos, que son elementos también esenciales de un PDEI, nos parece apropiado plantear aquí la diferencia entre los recursos reales con los cuales cuenta el establecimiento educacional y los recursos potenciales que se pueden descubrir y utilizar. Esto, de acuerdo a la muy antigua perspectiva de que la realidad tienen en sí misma una potencialidad que poco de la misma hemos podido descubrir y utilizar para beneficio, en este caso, de la tarea educativa.

Por eso es importante recalcar que los recursos existentes, es decir, los que a primera vista podemos inventariar, son solo una parte de los recursos que podemos utilizar para nuestra tarea pedagógica. Existen otros recursos que son los llamados potenciales, es decir, aquellos que están a nuestra disposición, pero que no utilizamos. Nos referimos no solo a recursos tangibles, sino a aquellos recursos denominados intangibles, que están dentro del amplio espectro de las potencialidades que nos ofrece la realidad y que no utilizamos por mantener estructuras mentales muy rígidas y acostumbradas a un tipo de acción pedagógica y no a otras.

Esta situación, que es normal en todo ser humano y que le permite ahorro de energías (lo conocido es más amigable que lo desconocido), tiene una cara negativa, que es justamente no saber aprovechar las potencialidades que nos ofrecería la realidad si tuviésemos la conciencia abierta para sustraer de ella toda la riqueza que hay en la misma. Nos referimos en este caso, a las estructuras formales de conocimiento y los contenidos de las mismas, que serán parte de los temas que trataremos en el proceso que debemos vivir en esta construcción de un PDEI para cada establecimiento educacional.

11. Fijación de Metas.

Una tarea importante para darle carne y textura a un PDEI es saber cuánto queremos lograr con nuestro accionar. En este sentido si tenemos bien definidos los objetivos de nuestro quehacer educativo, tenemos gran parte de la tarea hecha. Solo falta convertir esos objetivos, enunciados teóricamente en enunciados medibles y cuantificables. Por eso se dice que las metas son objetivos cuantificados. Es decir, una meta es lo mismo que un objetivo, pero llevado a la cuantificación y debe, por lo mismo, existir plena concordancia entre unos y otras.

Las metas deben equilibrarse, sin que estas se fijen muy reducidamente (para protegerse de evaluaciones a posteriori, muy duras) o muy inalcanzables, por pérdida de sentido de realidad, es decir, por un mal diagnóstico de carencias y medios.

12. Estrategias de logro (los caminos a seguir) y acciones específicas: cuadro de entrada simple.

El arte de conseguir determinados objetivos y metas significa equilibrar adecuadamente las estrategias que es preciso seguir para el logro de los fines que perseguimos. En el caso educativo, las estrategias significan fijar los caminos curriculares y pedagógicos que asumiremos para llevar adelante nuestra tarea de lograr una educación adecuada y pertinente a nuestros alumnos. Esos caminos son diversos y dependerá mucho de la etapa del conocimiento con la cual comencemos nuestra tarea pedagógica de enseñanza y aprendizaje. Es muy distinto comenzar el aprendiz con la utilización de nuestros sentidos mediante la sensación, a comenzar dicho aprendizaje con la idea o concepto para desde ahí emitir juicios y raciocinios.

Como lo veremos en el transcurso de esta construcción comunitaria de nuestros propios PDEI, la escalera del conocimiento, como yo la denomino, es compleja y sobre ella deberemos tomar las decisiones estrategias de inicio y término de los contenidos que intentamos enseñar.

13. Etapas de realización: cronograma y responsables por etapas y acciones.

Una no menos importante tarea al construir un PDEI es elaborar una tabla de entrada simple que nos permita, por una parte, distinguir las etapas de esta construcción, como también las acciones involucradas y quiénes serán los actores participantes y responsables de las mismas.

Esto permite aclarar los plazos (tiempo) y ubicar con claridad las acciones, responsables y participantes en las mismas (espacio), con lo cual tenemos configurado un escenario que nos permite tener y aplicar medidas de control y evaluación (formativa) en relación a los procesos que se están viviendo.


14. Evaluaciones: Ex ante, Durante y Ex post.

Toda tarea o toda obra necesitan de estar en permanente evaluación, lo que nos permite, por una parte, corregir los errores que se vayan produciendo o, sencillamente, mejorar las tareas que hemos emprendido. Por eso es primordial tener un buen sistema de evaluación que nos informe sobre los logros alcanzados, las carencias que tenemos y las acciones que van adelantadas, fuera de curso.

Como mínimo debemos aplicarnos en realizar acciones de evaluación al comienzo del proceso, durante el mismo y posteriormente para hacer evaluaciones de resultados y de impacto en el universo que queremos influir.

La evaluación nos permite pisar tierra con firmeza, por los datos que nos proporciona, pero a la vez, nos permite pensar en los cambios e innovaciones que podemos realizar con un sentido realista. La evaluación, en otras palabras, es una herramienta de gran utilidad en toda tarea de construcción educativa, más aún cuando las generaciones de alumnos pasan y entran al sistema educacional con cambios culturales que a primera vista no son perceptibles a la simple mirada. De ahí que las evaluaciones sean un imperativo que debemos asumir como un medio de perfeccionar nuestra tarea educativa, más aún cuando está en juego un proyecto institucional como lo sería un PDEI.

15. Proceso de retroalimentación.

Bien entendido un proceso de retroalimentación significa que es una mirada desde la realidad hacia el pasado con el cual la comparamos mediante los diagnósticos y evaluaciones llevadas a cabo.

La retroalimentación en lo posible debe influir en toda la comunidad educacional, como un medio de toma de conciencia de las dificultades y desafíos que tenemos por delante.

Esta es una posibilidad abierta al diálogo educativo, a la sana crítica y a la construcción del futuro educacional de las nuevas y actuales generaciones de alumnos.

16. Definición sobre la gestión para el proceso de ejecución de un PDEI.

Casi como un paso final, para cerrar un ciclo que debe comenzar con otro similar de mejoría educativa, es preciso definir, una vez conocidos los equipos de trabajo que se han conformado, con sus características propias (de virtudes y defectos), determinar cuáles serán los equipos, ya no generadores del PDEI, sino los equipos ejecutores del mismo.

Esta decisión, nos parece conveniente, hacerla de manera democrática y participativa, pero respetándolas estructuras de autoridad educacional existentes. Se trata de dar cabida a miembros destacados de la comunidad educativa, para que aporten sus mejores esfuerzos a esta tarea de construcción comunitaria, no olvidando que en muchos casos un buen elaborador no es necesariamente un buen ejecutor.

Las normativas educacionales existentes deben dar paso a una construcción innovadora, especialmente buscando desarrollar una identidad propia del establecimiento educacional que se plasme en el PDEI que construiremos en conjunto, como equipos de trabajo.

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